Como una canción que se repite
es tu silencio, en mi memoria,
Amor.
Lejana,
Ahora, no soy yo quien espera,
como una casa iluminada
yo, hospedaba la noche.
Alrededor del fuego,
he inventado el lenguaje
de la garganta seca
como un leño crujiente.
Ahora, no soy yo quien espera,
observando las chispas
en el símbolo rojo de inquietas llamaradas.
Regresa,
dulce mendigo
de aquel mundo sonámbulo,
que ya huyeron las bestias de lo oscuro
y se ha encendido el vino del poema
rojo, como el deseo que escribimos.
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